En su mensaje de Navidad desde la Logia central del Vaticano, el Papa Francisco ha pedido el triunfo de la fraternidad universal entre todos los seres humanos: “Mi deseo de feliz Navidad es un deseo de fraternidad. Fraternidad entre personas de toda nación y cultura. Fraternidad entre personas con ideas diferentes, pero capaces de respetarse y de escuchar al otro. Fraternidad entre personas de diversas religiones“, aseguró el Sumo Pontífice en su mensaje urbi et orbi. “Nuestras diferencias no son un daño o un peligro, son una riqueza. Como para un artista que quiere hacer un mosaico: es mejor tener a disposición teselas de muchos colores, antes que de pocos“.
Las palabras del Papa muestran la lejanía actual de la Iglesia con el contenido de Humanum Genus (1884), la última gran condena católica a la Masonería, de la que se decía que, “abriendo los brazos a cualesquiera y de cualquier religión, consiguen persuadir de hecho el grande error de estos tiempos, a saber, el indiferentismo religioso y la igualdad de todos los cultos; conducta muy a propósito para arruinar toda religión, singularmente la católica, a la que, por ser la única verdadera, no sin suma injuria se la iguala con las demás“. El camino entonces condenado desde el integrismo religioso es hoy el camino que el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica y la Masonería Universal están de acuerdo en proponer a la Humanidad. No hay un solo masón en la Tierra que no se una al Papa en su deseo de fraternidad universal, heterogénea en lo político, lo cultural, lo nacional o lo religioso. |